Retomando el cedro

lunes, septiembre 09, 2019

El protagonista de esta entrada llegó a mis manos en 2010, todavía asistía a clases de bonsái con Beti y nos ofreció unos cedros de vivero que tenía puestos en la parte trasera. Yo elegí este.


Un año después, en enero de 2011 lo sacamos y lo pasamos a maceta de entrenamiento.





Tenía claro que era demasiado alto así que reduje la altura y se quedó donde Beti hasta que fuera buen momento para llevarlo a casa.



Hasta la primavera de 2014 no llegó ese momento de llevarlo a casa. Verlo en el coche me hizo decidir volver a rebajarle la altura. Nada más llegar a casa le puse su primera dosis de Hanagokoro



Unos días después del traslado invité a mi amigo Juan Carlos a casa con idea de ponernos con el cedro, me había dado tiempo a pensar que quería hacer con él, decidí que quería un shari a lo largo de todo el tronco y en ese momento alambre las ramas para bajarlas.


Un par de semanas después había brotado muy bien.


En 2015 decidí trasplantarlo, después de tanto tiempo no recordaba como era la parte enterrada.






Estaba claro que tenía trabajo mucho por hacer, uno muy evidente:  eliminar esa raíz que rodeaba el tronco, y otra bajarle la altura, todavía eran 72 cm de alto, demasiado para mi gusto.


A finales de marzo teníamos taller en la asociación, así que a primeros de mes le quité los alambres y me di cuenta que las ramas volvían a ponerse horizontales. 



Lo llevé al taller para que el maestro me orientara, no quería que fuera tan alto y quería hacerle un tenjin, me vine con el árbol alambrado pero un poco defraudada, no me convencía el empeño en aprovechar todas las ramas, y mantener esa altura.



En verano dedico mucho tiempo a volver a ver fotos de trabajos en los libros, uno de los de ese año fue el libro de Kimura, me llamó la atención un trabajo en un tejo, salvando las distancias y sabiendo que era muy difícil llegar a algo así, era la idea que mas me gustaba.



En estos años para bajar las ramas les hice una cuña en la parte inferior de cada una y me he limitado a tenerlo en una esquina, nunca encontraba el momento de ponerme con él.

En noviembre en mi visita al jardín de David Benavente, hice varias fotos.



Mi idea cada vez me convencía más, un tronco dramático con poco verde.

En enero de este año volví a llevarlo a un taller y tenía decidido que no me lo traía con esa altura. Vino más bajo, pero seguía sin convencerme y la idea de este otro maestro tampoco me acababa de convencer. Lo único bueno para mí es que ahora mide 57 cms de alto.



Con mi madre en casa viviendo ya con nosotros y recuperándome todavía de mi lesión en el hombro no tengo mucho tiempo para trabajar los árboles, pero esta mañana he metido el cedro en casa con la idea de hacerle fotos y algo más.





CONTINUARÁ...



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